2 Corintios 4:8-18
Reina Valera Contemporánea (RVC)
8 que estamos atribulados en todo, pero no angustiados; en apuros, pero no desesperados; 9 perseguidos, pero no desamparados; derribados, pero no destruidos; 10siempre llevamos en el cuerpo, y por todas partes, la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nosotros. 11 Porque nosotros, los que vivimos, siempre estamos entregados a la muerte por amor a Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo mortal. 12 De manera que en nosotros actúa la muerte, y en ustedes la vida.
13 Pero en ese mismo espíritu de fe, y de acuerdo a lo que está escrito: «Creí, y por lo tanto hablé», nosotros también creemos, y por lo tanto también hablamos. 14 Sabemos que el que resucitó al Señor Jesús también a nosotros nos resucitará con él, y nos llevará a su presencia juntamente con ustedes. 15 Pues nosotros padecemos todas estas cosas por amor a ustedes, para que al multiplicarse la gracia por medio de muchos, más se multipliquen los que den gracias, para la gloria de Dios. 16 Por lo tanto, no nos desanimamos. Y aunque por fuera nos vamos desgastando, por dentro nos vamos renovando de día en día. 17 Porque estos sufrimientos insignificantes y momentáneos producen en nosotros una gloria cada vez más excelsa y eterna. 18 Por eso, no nos fijamos en las cosas que se ven, sino en las que no se ven; porque las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
2 Corintios 4:8-18
Nueva Traducción Viviente (NTV)
8 Por todos lados nos presionan las dificultades, pero no nos aplastan. Estamos perplejos pero no caemos en la desesperación. 9 Somos perseguidos pero nunca abandonados por Dios. Somos derribados, pero no destruidos. 10 Mediante el sufrimiento, nuestro cuerpo sigue participando de la muerte de Jesús, para que la vida de Jesús también pueda verse en nuestro cuerpo.
11 Es cierto, vivimos en constante peligro de muerte porque servimos a Jesús, para que la vida de Jesús sea evidente en nuestro cuerpo que muere. 12 Así que vivimos de cara a la muerte, pero esto ha dado como resultado vida eterna para ustedes. 13 Sin embargo, seguimos predicando porque tenemos la misma clase de fe que tenía el salmista cuando dijo: «Creí en Dios, por tanto hablé». 14 Sabemos que Dios, quien resucitó al Señor Jesús, también nos resucitará a nosotros con Jesús y nos presentará ante sí mismo junto con ustedes. 15 Todo esto es para beneficio de ustedes, y a medida que la gracia de Dios alcance a más y más personas, habrá abundante acción de gracias, y Dios recibirá más y más gloria. 16 Es por esto que nunca nos damos por vencidos. Aunque nuestro cuerpo está muriéndose, nuestro espíritu va renovándose cada día. 17 Pues nuestras dificultades actuales son pequeñas y no durarán mucho tiempo. Sin embargo, ¡nos producen una gloria que durará para siempre y que es de mucho más peso que las dificultades! 18 Así que no miramos las dificultades que ahora vemos; en cambio, fijamos nuestra vista en cosas que no pueden verse. Pues las cosas que ahora podemos ver pronto se habrán ido, pero las cosas que no podemos ver permanecerán para siempre.
OSCAR PISTORIUS
Oscar Pistorius nació en Sudáfrica un 22 de noviembre de 1986. A los once meses de vida, debieron amputarle ambas piernas debido a una malformación degenerativa de dichas extremidades. Estas habían salido del útero materno sin peronés ni tobillos. La decisión fue muy difícil para sus padres
ya que de no hacerlo, la malformación en sus huesos iría degenerando y le crearía serios problemas en la adolescencia.
En algunas entrevistas realizadas sostiene: "Yo no soy un inválido, simplemente no tengo piernas. Además, todo el mundo tiene alguna discapacidad… las peores son las del espíritu”.
El sudafricano Óscar Pistorius, atleta paralímpico pero que corre ayudado con dos prótesis de carbono, fue segundo en la prueba de los 400 metros invitación de la Golden Gala de Roma, donde hizo un crono de 46.90. Pistorius levantó los aplausos del público presente en el estadio Olímpico de Roma. Pese a un mala salida que le costó ser último durante la primera mitad de la pista, luego realizó una notable remontada que en la recta final le llevó a la segunda plaza y muy cerca del vencedor, el italiano Stefano Braciola (46.72).
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HISTORIA
Un padre le compro una bicicleta a su hijo, ese día el niño todo emocionado se había levantado a las seis de la mañana de ese día sábado para aprender a montarla.
El padre tomo el timón y el asiento, mientras su hijo sentado y con los pies sobre los pedales; comenzó a impulsarlo, a correr al lado de su hijo en bicicleta, dándole la seguridad de que no pasaría nada.
Así mismo dieron varias vueltas y cada vez el hijo iba tomando la práctica de pedalear y dirigir el timón, en una de esas sin percatase el padre lo soltó, lo dejo solo, pedaleo unos metros antes de darse cuenta que iba el solo, cuando se dio cuenta que el padre se había quedado muy atrás, algo ocurrió, pareciera que en ese mismo instante el hijo perdió todo equilibrio y fue a parar a la acera de un vecino.
Fue la primera caída en bicicleta de su hijo, la cual nunca olvidó, fue una dura caída y un duro golpe, pero el deseo del hijo era el de poder manejar esa bicicleta, por esta razón, hizo que lo intentara muchas veces, el se cayó en innumerables ocasiones, pero todas las horas que su hijo disfruto sobre su bicicleta fueron increíbles.
Ahora me pregunto,
¿Qué hubiera pasado si la primera vez que me caí y me golpee fuerte, hubiera decidido no intentarlo nunca más?
Creo que la infancia y juventud de estos dos personajes de las historias, los llevaron a experimentar aventuras muy bonitas que quedaron plasmadas en la mente, y fue la aventura de no darse por VENCIDO.
En la vida nos enfrentaremos con diferentes caídas, con momentos dolorosos que querrán obligarnos a no intentarlo más.
Y es que el dolor de algunas caídas es tan profundo que nuestra mente muchas veces quiere rehusarse a volverlo a intentar.
- Quizás, algunos de ustedes hoy se sienten derrotados.
- Quizás, este experimentado una caída muy fuerte, de esas dolorosas que nadie quisiera experimentar.
- Quizás, las fuerzas se te han ido.
- Quizás, crees que no vale la pena volverlo a intentar o simplemente tienes miedo de volver a caer y lastimarte.
Pero les puedo decir que nosotros tenemos el respaldo de DIOS
Proverbios 24:16 Porque siete veces cae el justo y vuelva a levantarse
No todo en la vida será victoria tras victoria, es necesario también que muchas veces probemos la derrota para darnos cuenta que el sabor de victoria es mejor y más si es al lado de nuestro Dios.
A veces quisiéramos que todo fuera victoria, que todo lo que hagamos siempre nos salga bien y de hecho es uno de nuestros anhelos.
Pero se nos olvida también que somos humanos imperfectos, que muchas veces tomamos malas decisiones y que cometemos muchos errores lo cual en ocasiones nos llevaran a una derrota temporal.
Pero aun allí en medio de la derrota se puede aprender.
Y es que tenemos que ser optimistas, tenemos que ver las cosas que nos suceden como una experiencia que nos pueden ayudar a no volver a cometer los mismos errores y a ser mejores personas y mejores cristianos.
Quizá las cosas se salieron de control, quizá en algún
momento has pensado en renunciar, en no seguir mas, en
rendirte.
Pueda que esa caída que acabas de experimentar o la que experimentaste hace un tiempo pero que aun no puedes superar, está causando en ti la indisposición de volverlo a intentar.
¡Vamos! ¡Levántate e inténtalo otra vez!,
Dios quiere que sepas que Él está contigo, que lo que has
experimentado servirá para cimentar tu fe, para crear en ti
un carácter de siervo, pero que al volverlo a intentar lo
lograras.
Quizá caerás, quizá te golpearas, quizá dolerá, pero
¡Levántate!, no fuiste llamado para retroceder, no fuiste
llamado para quedarte en el suelo después de una caída, tú
has sido llamado para conquistar, para vencer, para
lograrlo, tienes la capacidad de hacerlo porque Dios la
deposito en ti y como respaldo de eso, Él ha estado, está
y estará contigo, porque no te dejara, porque no
permitirá que seas vencido, por lo tanto: ¡Levántate!
Quizá caerás, pero sobre todo LEVÁNTATE cuantas veces sea necesario, porque hay algo está claro y esto es:
¡Tú eres un vencedor!