viernes, 1 de julio de 2011

EL PROCESO DEL PERDON

"El corazón humano está preparado para dar y recibir amor, no para odiar ni para recibir desprecios. Por eso hay que entrenarlo, prepararlo para el bien" P. Ricardo Búlmez

En este segundo momento vamos a iniciar un proceso de perdón de forma que se pueda integrar lo vivido hasta ahora.
Las heridas forman partes de la vida no podemos evitarlas, pero sí integrarlas para ser MAS FELICES.

Existen tres niveles de perdón de forma que tus heridas puedan ser sanadas integralmente.

Al igual que en el momento anterior recuerda que es un proceso que debe formar parte de nuestra vida.

NIVELES DE PERDON

Nivel I: Propio Perdón: Perdón hacia nosotros mismos.

Dios es mayor que nuestra conciencia. Aunque nuestro narcisismo (preocuparse demasiado por uno mismo) herido por nuestra equivocación, nos culpabilice, Él es un Padre cariñoso, cercano,... que me ama y por eso sale a mi encuentro.
Muchas veces utilizamos condicionamientos psi­cológicos que bloquean este proceso de auto perdón. Por ello es fundamental percatamos qué hay en nosotros que no nos permite abrirnos al perdón.
Nuestra fuerza para vivir este nivel está en nuestra debilidad gracias al amor  incondicional, traducido en perdón,  que nos da el Señor.

Cuando nos perdonamos a nosotros mismos nos aceptamos y aceptamos a los demás incondicionalmente, manteniendo las puertas de nuestro corazón abiertas para los demás.

Este proceso nos hace más tolerantes y empáticos (en el interior de), porque nos acerca e identifica con los demás, sus necesidades y problemas, partiendo de reconocer nuestra debilidad
Reflexión:
*    ¿Cómo te perdonas? ¿Qué lo evidencia?
*    ¿Existe algo en ti que sientas quo no puedas perdonarte, algo que siempre te recriminas?. Por qué?
*    ¿Cuándo aparece ese sentimiento?
*    Haz una pequeña oración dentro de ti dando gra­cias a Dios por lo que eres y entregando en sus manos amorosas aquello que no te gusta de ti.

Nivel II: Perdón para quienes nos han ofendido:
"Entonces amémonos nosotros, ya que él nos amó primero. El que dice: <Yo amo a Dios>, y odia a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, si no ama a su hermano, a quien ve? El mismo nos ordenó: el que ame a Dios, ame también a su hermano.
(Juan. 4,19- 21)

Ante este nivel de perdón, perdonar a los demás debemos aclarar algunas cosas importantes:

1. El perdón es un proceso, implica que se va dando paso a paso, poco a poco; no de momento, pero hay que iniciar el proceso, poco a poco, paso a paso para poder alcanzarlo.

2. Un requisito fundamental para inicial este pro­ceso de perdón es que haya cesado la ofensa, para que pueda haber libertad.

3. Perdonar no es igual a olvidar. Perdonar es dar, pasar, cruzar, pasar por encima de, regalo obsequio; Olvidar es dejar de recordar o de guardar en la memoria alguna información.

4. Ante una ofensa aunque yo perdone, las relaciones no se restablecen automáticamente.

5. Perdonar no es igual a impunidad. Cuando se ha cometido una ofensa debe repararse, se debe restituir pues él perdón exige que se haga justicia ante el ofendido.

 El perdón a lo que nos ayuda es a no sentir deseos de venganza, o sea a hacer "ojo por ojo y diente por diente"  Impunidad es quedarse sin castigo

Ante la necesidad de perdonar 
Reflexiona:
*¿Cómo es mi perdón hacia los demás? ¿Tiene algunas exigencias, condiciones con respecto al cobro de lo que me hizo esa persona?
* ¿A qué persona o personas sientes que debes perdonar. ¿Por qué?
Te propongo este ejercicio de perdón a los demás:
Cierra tus ojos, respira profundamente y trae tu memoria aquella persona o personas que te hicieron daño o aún te lo hacen con aquello que te hicieron o hacen?
*Conversa con ella/él/ellos/ellas y diles lo que sien­tes ante lo que te hicieron o hacen.
*Trata de escuchar no sus excusas ni sus justificaciones, pero si lo que quieren decirte al respecto solo escucha sus razones.
*Ponlas en manos de Dios y escucha qué te dice él. Que te dice Él?
*Decide que vas a hacer con esa/s personas.
*Trata de iniciar un proceso de perdón


Ayuda mucho también si esa persona ha muerto escribirle una carta donde puedas expresar lo que sientes y luego hacer su carta de respuesta.

Nivel III: Sentir el perdón de Dios:

Debemos dejar  a Dios ser Dios: un Padre que Ama, Perdona, Acepta,...
Debemos tener una confianza osada e insistente en que él y sólo él nos puede salvar.
Es importante que en nuestra vida experimente­mos el gusto lo sabroso que es el perdón de Dios. Sentir que él, como el Padre de la parábola del hijo pródigo, toma la iniciativa y sale a nuestro encuentro. El nos ama primero aún cuando seamos pecadores.

Reflexionemos:

Lc. 15, 24: "Jesús puso este ejemplo: "Un hombre tenia dos hijos. El menor dijo a su padre: Padre, dame la herencia que me corresponde. Y el padre la repartió entre ellos.
Pocos días después, el hijo menor reunió todo lo que tenia, partió a un lugar lejos y allí malgastó su dinero en una vida desordenada.

Cuando lo gastó todo sobrevino en esa región una escasez grande y comenzó a pasar necesidad. En­tonces fue a buscar trabajo y se puso al servicio de un habitante de ese lugar que lo envió a sus campos a cuidar cerdos. Hubiera deseado llenarse el estómago con la co­mida que daban a los cerdos, pero nadie le daba nada.

Fue entonces cuando entró en si "¡Cuántos trabajadores de mi padre tienen pan de sobra, y yo aquí me muero de hambre? ¡Por qué no me levanto? Volveré a mi padre y le diré: "Padre, pequé contra Dios y contra ti; ya no me­rezco llamarme hijo tuyo, trátame como a uno de tus sier­vos. Partió pues, de vuelta donde su padre.

Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sin­tió compasión, corrió a echarse a su cuello y lo abrazo. Entonces el hijo le habló: Padre, pequé contra Dios y co­ntra ti, ya no merezco llamarme hijo tuyo. Pero el padre dijo a los servidores: Rápido, tráiganle la mejor ropa y póngansela, colóquenle un anillo en el dedo y zapatos en los pies. 
Traigan el ternero más gordo y mátenlo, comamos y alegrémonos, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo he encontrado. Y se pusieron a celebrar la fiesta.
Sobre la lectura

1.  Ubica los personajes, sus sentimientos, actitudes...

2.  Relee la historia cambiándote por el  hijo menor: 
*  ¿Qué le exiges a Dios?
*    ¿Cómo has utilizado los dones quo Dios te ha dado?
*    ¿De qué te arrepientes? ¿Por qué cosas, actitudes, sentimientos, pensamientos... le pides perdón a Dios en este momento? Pon todo eso en sus manos
*    ¿Qué te dice Dios? Escúchalo desde el fondo de tu corazón?
*    Tú ¿qué le respondes?
*    ¿Qué vas a hacer después de toda esta reflexión?