lunes, 9 de mayo de 2011

EL PODER DE LAS PALABRAS


Un mercader griego y rico quería dar un banquete  con comidas especiales. 

Llamó a su esclavo y le ordenó que fuera al mercado a comprar la mejor comida. 
El esclavo volvió con un bello plato, cubierto con un fino paño. El mercader removió el paño y asustado dijo:



- ¿Lengua? ¿Es éste el plato más delicioso que encontraste? El esclavo, sin levantar la cabeza, respondió: - La lengua es el plato más delicioso, si señor.

Es con la lengua que usted pide agua, dice "mamá", hace amistades, conoce personas, distribuye sus bienes, perdona. Con la lengua, usted conquista, reúne a las personas, se comunica, dice "Dios mío", reza, canta, cuenta historias, guarda la memoria del pasado, hace negocios, dice "yo te amo".

El mercader, no muy convencido, quiso testear la sabiduría de su esclavo y lo envió nuevamente al mercado, ordenándole que trajera el peor de los alimentos. 

Volvió el esclavo con un lindo plato, cubierto por fino tejido que el mercader retiró, ansioso, para conocer el alimento más repugnante.



- ¡Lengua, otra vez! dijo el mercader, espantado. - Si, lengua, dijo el esclavo, ahora más altivo.

Es la lengua que condena, separa, provoca intrigas y celos.  Es con ella que usted blasfema y manda al infierno. La lengua expulsa, aísla, engaña al hermano, responde a la madre, ofende al padre... La lengua declara guerra.

Es con ella que usted pronuncia la sentencia de muerte muerte. No hay nada peor que la lengua y no hay nada mejor que la lengua. Depende del uso que Usted, Haga de ella.



Y sin esperar respuesta, el siervo hizo una reverencia y se retiró.

Es increíble el efecto que producen las cosas que decimos. La mayoría de las veces no nos damos cuenta de lo que decimos y mucho menos de las consecuencias.

Las palabras son un reflejo de nuestros pensamientos y sentimientos.

Muchas veces lastimamos, ofendemos ó enredamos las cosas sólo con lo que decimos o dejamos de decir, por eso tenemos que pensar antes de hablar. Una vez alguien dijo: "Dios nos dio dos oídos y una sola boca, usémosla en esa misma proporción", es decir escuchemos más y hablemos menos.

Tratemos de construir al hablar y no destruir. 
Si, por el contrario, pretendiendo ignorar la gran responsabilidad que significa poseer el poder de la palabra, la utilizamos con fines egoístas y ambiciosos, con rencor, con desamor, ese poder maravilloso se transformará en una poderosa arma al servicio del mal.



Las palabras pueden:

Acariciar o herir - Ser bálsamo o corrosivo - Alentar o deprimir - Despertar los sentimientos más puros o los más bajos - Impulsar al heroísmo o a la degradación - Las palabras pueden unir o dividir - Pueden construir o destruir.



Tus palabras tienen poder !!!!, tienen el poder para dibujar una sonrisa en una persona que este 
triste, para guiar a una persona que esta confundida, para hacer que retornen los ánimos caídos de una persona que había decidido ya no seguir luchando.



Así que… Habla tan solo cuando tus palabras sean mas dulces que el silencio! Sino, ¿de que sirve hablar? ¿Para hacer daño? ¿Para mentir? piénsalo, no tiene sentido. Hagámoslo por nosotros y luego por los demás.

 "Del fruto de la boca del hombre se llenará su vientre; se saciará del producto de sus labios. La muerte y la vida están en poder de la lengua y el que la ama comerá de sus frutos." PROVERBIOS 18:20-21



La lengua tiene poder de vida y muerte.
Una palabra puede ayudar a levantarte o destruirte.
Tengamos cuidado con lo que decimos.
Pero sobretodo con lo que escuchamos.





Hebreos 4:12 dice, "La palabra de Dios tiene vida y poder. Es más aguda que cualquier espada de dos filos, y penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu."

Romanos 12:2 dice, "No vivan ya según los criterios del tiempo presente; al contrario, cambien su manera de pensar."




Las palabras no se las lleva el viento, las palabras dejan huellas

Tienen poder e influyen positiva o negativamente.

Las palabras tiene el poder de curar o herir a una persona.

Por eso mismo los griegos decían: que la palabra era divina y los filósofos elogiaban el silencio.

Cuida tus pensamientos por que ellos se convierten en palabras, y
cuida tus palabras porque ellas marcan tu destino.

Piensa muy bien antes de hablar, cálmate cuando estés resentido y habla solo cuando estés en paz.

De las palabras dependen muchas veces, la felicidad, la desgracia, la paz o la guerra…

Una cometa se puede recoger, después de echarla a volar… pero las palabras jamás las podrás recoger después de haber salido de nuestra boca.



Las palabras tiene mucha fuerza, con ellas podemos destruir lo que hemos tardado tanto tiempo en construir.

Cuantas veces una palabra fuera de lugar es capaz de arruinar algo por lo que hemos luchado, cuantas veces una palabra de aliento tiene el poder de regenerarnos y darnos paz.



Las palabras son la manifestación de nuestro mundo interior.

Muchas de nuestras enfermedades son únicamente el producto de nuestros pensamientos desequilibrados. La violencia, las mentiras, el resentimiento y tantas otras.

Tenemos que cultivar cualidades de amor, verdad y gratitud, creando un sólido mundo interior, donde la bondad y la verdad brillen; para luego extender este mundo interior a las personas de nuestro alrededor.



Una palabra amable… puede suavizar las cosas; Una palabra amable… puede iluminar el día; Una palabra oportuna… puede aliviar una carga; una palabra con amor… puede curar y dar felicidad.

Una palabra irresponsable… puede encender discordias; Una palabra cruel… puede arruinar una vida; Una palabra de resentimiento… puede causar odio; Una palabra brutal puede herir o matar.



Si todas nuestras palabras son amables… Los ecos que escucharemos, también lo serán.

De ti depende…

Elegir que palabras pones a tus estados emocionales.

CUIDA TUS PALABRAS… PORQUE ELLAS TIENE PODER.