viernes, 17 de junio de 2011

VIDEOS DE LIDERAZGOS

jueves, 16 de junio de 2011

AGUILA O GALLINA

Un hombre se encontró un huevo en el camino, el huevo pertenecía a  un águila. El hombre  lo recogió del suelo y al  llegar a su granja  lo colocó en el nido de una de sus gallinas.
Pasaron unos días y el aguilucho salió del cascarón criándose con los todos los polluelos de la granja.
El águila paso su vida comportándose como una gallina. Rascaba la tierra buscando pequeñas semillas e insectos para alimentarse.Cacareaba y cloqueaba como las gallinas. Cuando quería  volar, solo batía levemente sus alas  de modo que apenas se elevaba un metro sobre el suelo. Nada de eso le parecía anormal ya que así era como comportaban las demás gallinas.
Un día vio que un ave majestuosa volaba por el cielo despejado.
-¡Qué hermosa ave! -le dijo a una de las gallinas que se hallaban a su lado. ¿Que tipo de ave es esa ?
-Es un águila, “la reina de las aves” – le contesto su compañera. Pero no te hagas ilusiones y ya no la mires más que tú nunca serás como ella.
El águila se dejó llevar por los consejos de las otras gallinas y simplemente dejó de prestarle atención a las águilas que volaban sobre la granja.  Al final el águila murió creyendo que era una gallina.

“Tu pensamiento es lo que tu eres”, si una persona cree que es una gallina simplemente morirá como gallina. Los seres humanos están llamados a volar alto , a conquistar las estrellas y a ser los líderes como  las águilas imperiales.

miércoles, 15 de junio de 2011

UNO CONSTRUYE SUS PROPIAS CRISIS



Un hombre vivía en la orilla de un camino y vendía perritos calientes. No tenía radio, ni televisión, ni leía los periódicos, pero hacía y vendía buenos perritos calientes. 

Se preocupaba por la divulgación de su negocio y colocaba carteles de propaganda por el camino, ofrecía su producto en voz alta y el pueblo le compraba. 


Las ventas fueron aumentando cada vez más, compraba el mejor pan y la mejor salchicha. Llegó un momento en que fue necesario comprar un carrito más grande, para atender a la creciente clientela. El negocio prosperaba. 

Su perrito caliente era el mejor de la región. 

Venciendo su situación económica inicial, pudo pagar una buena educación a su hijo, quien fue creciendo y fue a estudiar Economía en la mejor Universidad del país. Finalmente, su hijo ya graduado con honores, volvió a casa y notó que su padre continuaba con la misma vida de siempre y tuvo una seria conversación con él... ¿Papá, usted no escucha la radio? ¿Usted no ve la televisión? ¿Usted no lee los periódicos? Hay una gran crisis en el mundo!!! Y la situación de nuestro país es crítica!!! ¡Todo está mal y el país va a quebrar! 

Después de escuchar las consideraciones de su hijo, el padre pensó... bien, si mi hijo Economista, lee periódicos, ve televisión, entonces solo puede tener la razón... y con miedo de la crisis, el viejo busco el pan más barato (más malo) y comenzó a comprar la salchicha mas barata (la peor) y para economizar dejó de hacer sus carteles de propaganda.

Abatido por la noticia de la crisis ya no ofrecía su producto en voz alta, ni atendía con entusiasmo a sus clientes. 

Tomadas todas esas precauciones, las ventas comenzaron a caer y fueron cayendo y cayendo y llegaron a niveles insoportables. El negocio de perritos calientes del viejo que antes generaba recursos para que el hijo estudiara Economía, finalmente quebró. 

Entonces el padre, muy triste, le dijo al hijo: hijo, tenías razón, estamos en medio de una gran crisis y le comentó orgullosamente a sus amigos: bendita la hora en que envié a mi hijo a estudiar Economía, él me avisó de la crisis... 
Nuestros actos diarios son los que deciden nuestras situaciones. 

Las acciones y decisiones que tomaste en el paso son las que han hecho que hoy estés en tu estado actual.

Las decisiones y acciones que tomes de hoy en adelante son las que decidirán tu Futuro. Trabaja cada día un poco mejor, un poco mas profesionalmente y con un poco mas de ilusión. Medita sobre tus errores y felicítate por tus éxitos. No importa como estén las circunstancias, siempre hay una salida, de hecho siempre hay un número infinito de salidas y gran parte de ellas correctas, solo es necesario llegar a identificar la idónea y tomarla cada vez. Tus resultados personales son la consecuencia directa de la calidad y la cantidad de tu trabajo. Mejora cada día un poco más la calidad de tu trabajo y verás como tu éxito mejora cada día más. 

martes, 14 de junio de 2011

EMPUJA LA VAQUITA


Un maestro samurai paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio a lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar. Durante la caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de realizar visitas, conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que obtenemos de estas experiencias. Llegando al lugar constató la pobreza del sitio: los habitantes, una pareja y tres hijos, vestidos con ropas sucias, rasgadas y sin calzado; la casa, poco más que un cobertizo de madera...

Se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó: “En este lugar donde no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen para sobrevivir?

El señor respondió: “amigo mío, nosotros tenemos una vaquita que da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo. Así es como vamos sobreviviendo.”

El sabio agradeció la información, contempló el lugar por un momento, se despidió y se fue. A mitad de camino, se volvió hacia su discípulo y le ordenó: “Busca la vaquita, llévala al precipicio que hay allá enfrente y empújala por el barranco.”

El joven, espantado, miró al maestro y le respondió que la vaquita era el único medio de subsistencia de aquella familia. El maestro permaneció en silencio y el discípulo cabizbajo fue a cumplir la orden.

Empujó la vaquita por el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante muchos años.

Un bello día, el joven agobiado por la culpa decidió abandonar todo lo que había aprendido y regresar a aquel lugar. Quería confesar a la familia lo que había sucedido, pedirles perdón y ayudarlos.

Así lo hizo. A medida que se aproximaba al lugar, veía todo muy bonito, árboles floridos, una bonita casa con un coche en la puerta y algunos niños jugando en el jardín. El joven se sintió triste y desesperado imaginando que aquella humilde familia hubiese tenido que vender el terreno para sobrevivir. Aceleró el paso y fue recibido por un hombre muy simpático.
El joven preguntó por la familia que vivía allí hacia unos cuatro años. El señor le respondió que seguían viviendo allí. Espantado, el joven entró corriendo en la casa y confirmó que era la misma familia que visitó hacia algunos años con el maestro.

Elogió el lugar y le preguntó al señor (el dueño de la vaquita): “¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida?” El señor entusiasmado le respondió: “Nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió. De ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras cosas y desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos. Así alcanzamos el éxito que puedes ver ahora.”

     REFLEXIÓN
     
“Todos tenemos alguna vaquita que nos proporciona alguna cosa básica para nuestra supervivencia, pero que nos lleva a la rutina y nos hace dependientes de ella. Nuestro mundo se reduce a lo que la vaquita nos brinda.”

Si sabes cual es tu vaquita, no dudes en tirarla por el precipicio. Llegó el momento de pasar a la acción y salir de la rutina cuanto antes.



lunes, 13 de junio de 2011

NO SAQUES CONCLUSIONES

Una chica estaba esperando su vuelo en una sala de espera de un gran aeropuerto. Como debía
esperar un largo rato, decidió comprar un libro y también un paquete con galletas. Se sentó en
una sala del aeropuerto para poder descansar y leer en paz.
Asiento de por medio se sentó un hombre que abrió una revista y empezó a leer. 
Entre ellos quedaron las galletas. Cuando ella cogió la primera, el hombre también tomó una.
Ella se sintió indignada, pero no dijo nada. Solo pensó: "¡Qué descarado; si yo fuera más valiente,
hasta le daría una bofetada para que nunca lo olvide!".
Cada vez que ella cogia una galleta, el hombre también tomaba una. Aquello le indignaba tanto que no conseguía concentrarse ni reaccionar.
Cuando quedaba solo una galleta, pensó: "¿qué hará ahora este aprovechado?".
Entonces, el hombre partió la última galleta y dejó media para ella. ¡Ah no!. ¡Aquello le pareció
demasiado!. 
Se puso a resoplar de rabia. Cerró su libro y sus cosas y se dirigió al sector del embarque. Cuando se sentó en el interior del avión, miró dentro del bolso y para su sorpresa,allí estaba su paquete de galletas... intacto, cerrado.
¡Sintió tanta vergüenza!. Sólo entonces se dio cuenta de lo equivocada que estaba. 
¡Había olvidado que sus galletas estaban guardadas dentro de su bolso!. El hombre había compartido las suyas sin sentirse indignado, nervioso, consternado o alterado. 

Y ya no estaba a tiempo ni tenia posibilidades para dar explicar o pedir disculpas. Pero sí para razonar: ¿cuántas veces en nuestra vida sacamos conclusiones cuando debiéramos observar mejor?
¿cuántas cosas no son exactamente como pensamos acerca de las personas?.
Y recordó que existen cuatro cosas en la vida que no se recuperan: 
Una piedra, después de haber sido lanzada;
Una palabra,
después de haberla dicho;
Una oportunidad,
después de haberla perdido;
El tiempo,
después de haber pasado.

domingo, 12 de junio de 2011

SABER ESCOGER

Una mujer regaba el jardin de su casa y vio a tres viejos con sus años de experiencia frente a su jardín.


Ella no los conocía y les dijo: No creo conocerlos, pero deben tener hambre. Por favor entren a mi casa para que coman algo.
Ellos preguntaron: -¿Está el señor de la casa?

-No, respondió ella, no está. -Entonces no podemos entrar, dijeron ellos. Al atardecer, cuando el marido llegó, ella le contó lo sucedido. -¡Entonces diles que ya llegué invítalos a pasar!
La mujer salió a invitar a los hombres a pasar a su casa. -No podemos entrar a una casa los tres juntos, explicaron los viejitos. -¿Por qué?, quiso saber ella.


Uno de los hombres apuntó hacia otro de sus amigos y explicó: Su nombre es Riqueza.
Luego indicó hacia el otro. Su nombre es Éxito y yo me llamo Amor.
  
Ahora ve adentro y decide con tu marido a cuál de nosotros 3 desean invitar a vuestra casa.

La mujer entró a su casa y le contó a su marido lo que ellos le dijeron. El hombre se puso feliz: ¡Qué bueno! Y ya que así es el asunto entonces invitemos a Riqueza, que entre y llene nuestra casa.

Su esposa no estuvo de acuerdo: Querido, ¿porqué no invitamos a Exito?

La hija del matrimonio estaba escuchando desde la otra esquina de la casa y vino corriendo.

¿No sería mejor invitar a Amor ? Nuestro hogar estaría entonces lleno de amor.

Hagamos caso del consejo de nuestra hija, dijo el esposo a su mujer. Ve afuera e invita a Amor a que sea nuestro huesped.

La esposa salió y les preguntó ¿Cuál de ustedes es Amor ? Por favor que venga y que sea nuestro invitado.

Amor se sentó en su silla y comenzó a avanzar hacia la casa. Los otros 2 también se levantaron y le siguieron.

Sorprendida, la dama les preguntó a Riqueza y a Éxito: Yo invité sólo a Amor, ¿porqué Uds. también vienen?.

Los viejos respondieron juntos: -Si hubieras invitado a Riqueza o a Éxito los otros 2 habrían permanecido afuera, pero ya que invitaste a Amor, donde vaya él, nosotros vamos con él.

Donde quiera que hay amor, hay también riqueza y éxito.

sábado, 11 de junio de 2011

LAS TRES REJAS

El joven discípulo de un filósofo sabio llega a casa de este y le dice:
- Oye maestro, un amigo tuyo estuvo hablando de ti con malevolencia.....
- ! Espera! - lo interrumpe el filosofo - ¿ya hiciste pasar por las tres rejas lo que vas a contarme?

- ¿Las tres rejas?
- Si. La primera es la verdad. ¿Estas seguro de que lo que quieres decirme es absolutamente cierto?
- No. Lo oí comentar a unos vecinos.

- Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja, que es la bondad. Eso que deseas decirme, ¿es bueno para alguien?.
- No, en realidad no. Al contrario...

- ! Ah, vaya! La última reja es la necesidad. ¿Es necesario hacerme saber eso que tanto te inquieta?
- A decir verdad, no.

- Entonces, dijo el sabio sonriendo 
si no es verdad, ni bueno, ni necesario, sepultémoslo en el olvido.

viernes, 10 de junio de 2011

QUIEN EMPACO HOY TU PARACAÍDAS?

Charles Plumb era piloto de un bombardero en la guerra de Vietnam. Después de muchas misiones de combate, su avión fue derribado por un misil. Plumb se lanzó en su paracaídas, fue captuardo y paso seis (6) años en una prisión norvietnamita. A su regreso a Estados Unidos, daba conferencia relatando su odisea y lo que aprendió en la prisión.
Un día estaba en un restaurante y un hombre lo saludo: Le dijo "Hola, usted es Charles Plumb, era piloto en Vietnam y lo derribaron verdad?" "Y usted, ¿como sabe eso?" le pregunto Plumb. Porque yo empacaba su paracaídas. Parece que le funciono bien ¿verdad? Plumb casi se ahogo de sorpresa y con mucha gratitud le respondió. "Claro que funcionó, si no hubiera funcionado, hoy yo no estaría aquí."
Estando solo Plumb no pudo dormir esa noche, meditando:  ¿Se preguntaba: cuantas veces vi en el portaaviones a ese hombre y nunca le dije buenos días?, yo era un arrogante piloto y él era un humilde marinero" Pensó también en las horas que ese marinero pasó en las entrañas del Barco enrollando los hilos de seda de cada paracaídas, teniendo en sus manos la vida de alguien que no conocía. Ahora Plumb comienza sus conferencia preguntándole a su audiencia ¿"Quién empacó hoy su paracaídas?."
Todos tenemos a alguien cuyo trabajo es importante para que nosotros podamos salir adelante. Uno necesita muchos paracaídas en el día: uno físico, uno mental, uno emocional y uno espiritual: A veces, en los desafíos que la vida nos lanza a diario, perdemos de vista lo que es verdaderamente importante y las personas que nos salvan en el momento oportuno sin que lo pidamos. Dejamos de saludar, de dar las gracias, de felicitar a alguien o, aunque sea, decir algo amable solo porque si.
Hoy, esta semana, este mes, este año, cada día, trata de darte cuenta quien empaca tu paracaídas, y agradécelo. Saluda, da las gracias, se amable solo porque si, las personas a tu alrededor notarán ese gesto, y te lo devolverán empacando tu paracaídas con ese mismo afecto. Todos necesitamos de todos por eso demuéstrales tu agradecimiento.
A veces las cosas más importantes de la vida solo requieren de acciones sencillas. Solo una llamada, una sonrisa, un gracias, un te quiero, un te Amo; Gracias por todos los favores que sin merecerlos recibí de ti y nunca te agradecí.

"Ama mas quien mas ha servido, porque  aprecia su vida y la de los demás" Mateo 20:28


"Como el Hijo del hombre, que no vino a ser servido, sino a servir, y para dar su vida en rescate por muchos."  Colosenses 3:17


"Y todo lo que hacéis, sea de palabra, o de hecho, hacedlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por él" Colosenses 3:23



jueves, 9 de junio de 2011

MI PADRE ES EL PILOTO


Un niño muy educado y formal subió a un avión, buscó su asiento y se sentó. El niño abrió su libro de pintar y empezó a colorearlo. No presentaba rasgos de ansiedad ni nerviosismo al despegar el avión.
Durante un buen rato, hubo tormenta y mucha turbulencia. En un determinado momento hubo una sacudida fuerte, y todos estaban muy nerviosos, pero el niño mantuvo su calma y serenidad en todo momento.

¿Cómo lo hacia?, ¿Por qué estaba tan calmado? Una mujer frenética le preguntó:
Niño: ¿no tienes miedo?

No señora-, contestó el niño y mirando su libro de pintar le dijo: "Mi padre es el piloto".

¿Sorprendido? Hay tiempos en nuestra vida en los que los sucesos nos sacuden un poco y nos encontramos en turbulencia. 
No vemos terreno sólido y nuestros pies no pisan lugar seguro. No tenemos donde agarrarnos y no nos sentimos seguros.

Pero recuerden que nuestro amantísimo Padre Celestial es nuestro piloto. A pesar de las circunstancias, nuestras vidas están puestas en el creador del cielo y la tierra. 

Y la próxima vez que llegue una tormenta a tu vida o si en este momento estás pasando por una, alza tu mirada al cielo, siéntete confiado y di para ti mismo:

¡Mi Padre es el piloto!


martes, 7 de junio de 2011

De los padres para los hijos…



Querido Hijo:
El día que me veas mayor y ya no sea yo, ten paciencia e intenta enterderme.

Cuando, comiendo, me ensucie; cuando no pueda vestirme: ten paciencia. Recuerda las horas que pasé enseñándotelo.
Si, cuando hablo contigo, repito las mismas cosas, mil y una veces, no me interrumpas y escúchame. Cuando eras pequeño, a la hora de dormir, te tuve que explicar mil y una veces el mismo cuento hasta que te entraba el sueño.
No me avergüences cuando no quiera ducharme, ni me riñas. Recuerda cuando tenía que perseguirte y las mil excusas que inventaba para que quisieras bañarte.

Cuando veas mi ignorancia sobre las nuevas tecnologías, te pido que me des el tiempo necesario y no me mires con tu sonrisa burlona…
Te enseñé a hacer tantas cosas… Comer bien, vestirte… Y cómo afrontar la vida. Muchas cosas son producto del esfuerzo y la perseverancia de los dos.
Cuando en algún momento pierda la memoria o el hilo de nuestra conversación, dame el tiempo necesario para recordar. Y si no puedo hacerlo, no te pongas nervioso, seguramente lo más importante no era mi conversación y lo único que quería era estar contigo y que me escucharas.
Si alguna vez no quiero comer, no me obligues. Conozco bien cuando lo necesito y cuando no.

Cuando mis piernas cansadas no me dejen caminar…
…dame tu mano amiga de la misma manera en que yo lo hice cuando tu diste tus primeros pasos.

Y cuando algún día te diga que ya no quiero vivir, que quiero morir, no te enfades. Algún día entenderás que esto no tiene nada que ver contigo, ni con tu amor, ni con el mío.

Intenta entender que a mi edad ya no se vive, sino que se sobrevive.
Algún día descubrirás que, pese a mis errores, siempre quise lo mejor para ti y que intenté preparar el camino que tu debías hacer.
No debes sentirte triste, enfadado o impotente por verme de esta manera. Debes estar a mi lado, intenta comprenderme y ayúdame como yo lo hice cuando tú empezaste a vivir.
Ahora te toca a ti acompañarme en mi duro caminar. Ayúdame a acabar mi camino, con amor y paciencia. Yo te pagaré con una sonrisa y con el inmenso amor que siempre te he tenido.