miércoles, 6 de julio de 2011

LAS DOS VASIJAS

En una lejana comarca había un aguador que tenía dos vasijas grandes que colgaban de los dos extremos de un palo que él sostenía sobre los hombros. Una de las vasijas tenía una rajadura; la otra estaba en perfectas condiciones. 
Esta última siempre llegaba llena de agua, mientras que la rajada llegaba medio vacía. Eso ocurrió día tras día durante dos años. El pobre criado nunca llegaba con más de vasija y media de agua a la casa de su amo. 

Desde luego, la vasija que estaba en perfectas condiciones se sentía orgullosa de sus logros, contenta porque cumplía a cabalidad con su razón de ser. En cambio, la vasija defectuosa se sentía avergonzada por su imperfección, deprimida por no poder llegar sino a la mitad del objetivo para el que había sido creada.

Al cabo de esos dos años en que se había considerado un rotundo fracaso, la vasija imperfecta, al llegar a la orilla del arroyo, le dijo al criado que la llevaba:

—¡Qué vergüenza la mía! ¡Cuánto lo siento!

—¿Y eso por qué? —le preguntó el criado—. ¿Por qué te sientes avergonzada?

—Porque durante estos dos años no he podido llegar con más de media porción de agua por esta maldita rajadura que me obliga a derramar la mitad a la orilla del camino. Por mi culpa no puedes aprovechar plenamente cada viaje.

El criado se compadeció de la vasija rajada, y con ternura le dijo:

—De regreso a la casa del amo, quiero que te fijes en las hermosas plantas de lindas flores que están creciendo a la orilla del camino.
En efecto, mientras subían la cuesta, la triste vasija se dio cuenta de que el sol brillaba sobre las flores silvestres a la orilla del camino, y esto sirvió para animarla un poco. No obstante, al fin del camino volvió a sentirse mal por haber derramado la mitad del agua que llevaba, y de nuevo le pidió disculpas al criado.

—¿No te diste cuenta de que sólo había flores en el lado del camino que te corresponde a ti? —le preguntó el criado—. El otro lado se ve desnudo. Yo siempre he estado consciente de tu defecto, pero he ido sacándole provecho. Por el lado tuyo del camino sembré semillas de plantas que dan hermosas flores, y todos los días al volver del arroyo, tú las has ido regando. Ya llevo dos años de estar recogiendo estas hermosas flores para adornar la mesa de mi amo. Si no hubiera sido porque eres exactamente como eres, él no habría podido disfrutar de la belleza y del perfume de esas flores.



Esta fábula nos recuerda el refrán que dice: «Tenemos este tesoro en vasijas de barro.»1 El refrán procede de la pluma de San Pablo, que luego explica cómo el poder de Dios se perfecciona en nuestra debilidad humana. «Por eso me regocijo en mis debilidades —concluye Pablo—; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte.»2

Lo cierto es que todos, como vasijas de barro que somos, tenemos nuestros defectos. Pero si se lo permitimos, el Señor le sacará provecho a esas imperfecciones, y con ellas adornará y perfumará la casa de nuestro Padre celestial.

martes, 5 de julio de 2011

LA DECISIÓN ES TUYA !!!!

LIBERATE DEL TIEMPO
Piensa en los limites que no te dejan lograrlo que quieres en estos momentos.
Quieres una pareja?
Quieres un buen trabajo?
Quieres encontrar el amor?
Que te limita?  Solo 1 cosa  TU
Eres…..
Viejo, eres joven, eres Feo, eres Bonito, eres Bonita, Eres Tonto, eres Alto, eres Bajito, eres Pobre, eres Rico, eres incomprendido…
Que Eres…..
DEJA LAS EXCUSAS…  Vive con amor haz las cosas con pasión
NO EXISTEN LIMITES
“Un héroe no tiene que vencer, Un héroe no tiene que ser grandioso, un héroe puede ser una persona normal, capaz de sobrepasar los eventos extraordinarios con gracia y dignidad” Soraya (Cantante)

La decisión es únicamente tuya… Nadie la puede tomar por ti.
De ti depende lo que quieras ser y lo que quieras lograr
SOLO DE TI


domingo, 3 de julio de 2011

CARTAS DE AMOR DEL PADRE !!!!

LAGRIMAS DE UN PADRE

sábado, 2 de julio de 2011

LO POBRES QUE SOMOS

Un dia el padre de una familia muy rica llevo a su hijo
de viaje al campo con el unico proposito de que viera que tan pobres las personas pueden ser. 
Dispuso de varios dias y varias noches en la hacienda a la cual el consideraba que eran uan familia muy pobre.
En el viaje de regreso a casa, el padre le pregunta a su hijo:
Que tal el viaje? Fue maravilloso, dice el hijo. Entonces que tu aprendistes del viaje?   pregunta el padre.

El hijo le contesta, vi que nosotros tenemos un perro y ellos tienen cuatro. 
Nosotros tenemos una piscina pequeña en medio del patio y ellos tienen un rio que no tiene fin.
Nosotros tenemos linternas importadas y ellos tienen las estrellas de la noche. 
Nuestro patio es la parte del frente y ellos tienen todo el horizonte.
Nosotros tenemos un pequeño pedazo de tierra y ellos tienen colinas que apenas nuestra vista
alcanzan a ver.
Nosotros tenemos sirvientes y ellos se sirven entre si. Nosotros compramos los alimentos y ellos los cosechan. 

Nosotros tenemos paredes para proteger nuestra
propiedad y ellos tienen amigos que se la protegen.


Con esto el hijo puso a su padre a pensar. Entonces agrega gracias padre por mostrarme lo pobre
que nosotros somos.

Muchas veces olvidamos lo que tenemos, por detenernos a pensar en lo que no tenemos.

viernes, 1 de julio de 2011

EL PROCESO DEL PERDON

"El corazón humano está preparado para dar y recibir amor, no para odiar ni para recibir desprecios. Por eso hay que entrenarlo, prepararlo para el bien" P. Ricardo Búlmez

En este segundo momento vamos a iniciar un proceso de perdón de forma que se pueda integrar lo vivido hasta ahora.
Las heridas forman partes de la vida no podemos evitarlas, pero sí integrarlas para ser MAS FELICES.

Existen tres niveles de perdón de forma que tus heridas puedan ser sanadas integralmente.

Al igual que en el momento anterior recuerda que es un proceso que debe formar parte de nuestra vida.

NIVELES DE PERDON

Nivel I: Propio Perdón: Perdón hacia nosotros mismos.

Dios es mayor que nuestra conciencia. Aunque nuestro narcisismo (preocuparse demasiado por uno mismo) herido por nuestra equivocación, nos culpabilice, Él es un Padre cariñoso, cercano,... que me ama y por eso sale a mi encuentro.
Muchas veces utilizamos condicionamientos psi­cológicos que bloquean este proceso de auto perdón. Por ello es fundamental percatamos qué hay en nosotros que no nos permite abrirnos al perdón.
Nuestra fuerza para vivir este nivel está en nuestra debilidad gracias al amor  incondicional, traducido en perdón,  que nos da el Señor.

Cuando nos perdonamos a nosotros mismos nos aceptamos y aceptamos a los demás incondicionalmente, manteniendo las puertas de nuestro corazón abiertas para los demás.

Este proceso nos hace más tolerantes y empáticos (en el interior de), porque nos acerca e identifica con los demás, sus necesidades y problemas, partiendo de reconocer nuestra debilidad
Reflexión:
*    ¿Cómo te perdonas? ¿Qué lo evidencia?
*    ¿Existe algo en ti que sientas quo no puedas perdonarte, algo que siempre te recriminas?. Por qué?
*    ¿Cuándo aparece ese sentimiento?
*    Haz una pequeña oración dentro de ti dando gra­cias a Dios por lo que eres y entregando en sus manos amorosas aquello que no te gusta de ti.

Nivel II: Perdón para quienes nos han ofendido:
"Entonces amémonos nosotros, ya que él nos amó primero. El que dice: <Yo amo a Dios>, y odia a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, si no ama a su hermano, a quien ve? El mismo nos ordenó: el que ame a Dios, ame también a su hermano.
(Juan. 4,19- 21)

Ante este nivel de perdón, perdonar a los demás debemos aclarar algunas cosas importantes:

1. El perdón es un proceso, implica que se va dando paso a paso, poco a poco; no de momento, pero hay que iniciar el proceso, poco a poco, paso a paso para poder alcanzarlo.

2. Un requisito fundamental para inicial este pro­ceso de perdón es que haya cesado la ofensa, para que pueda haber libertad.

3. Perdonar no es igual a olvidar. Perdonar es dar, pasar, cruzar, pasar por encima de, regalo obsequio; Olvidar es dejar de recordar o de guardar en la memoria alguna información.

4. Ante una ofensa aunque yo perdone, las relaciones no se restablecen automáticamente.

5. Perdonar no es igual a impunidad. Cuando se ha cometido una ofensa debe repararse, se debe restituir pues él perdón exige que se haga justicia ante el ofendido.

 El perdón a lo que nos ayuda es a no sentir deseos de venganza, o sea a hacer "ojo por ojo y diente por diente"  Impunidad es quedarse sin castigo

Ante la necesidad de perdonar 
Reflexiona:
*¿Cómo es mi perdón hacia los demás? ¿Tiene algunas exigencias, condiciones con respecto al cobro de lo que me hizo esa persona?
* ¿A qué persona o personas sientes que debes perdonar. ¿Por qué?
Te propongo este ejercicio de perdón a los demás:
Cierra tus ojos, respira profundamente y trae tu memoria aquella persona o personas que te hicieron daño o aún te lo hacen con aquello que te hicieron o hacen?
*Conversa con ella/él/ellos/ellas y diles lo que sien­tes ante lo que te hicieron o hacen.
*Trata de escuchar no sus excusas ni sus justificaciones, pero si lo que quieren decirte al respecto solo escucha sus razones.
*Ponlas en manos de Dios y escucha qué te dice él. Que te dice Él?
*Decide que vas a hacer con esa/s personas.
*Trata de iniciar un proceso de perdón


Ayuda mucho también si esa persona ha muerto escribirle una carta donde puedas expresar lo que sientes y luego hacer su carta de respuesta.

Nivel III: Sentir el perdón de Dios:

Debemos dejar  a Dios ser Dios: un Padre que Ama, Perdona, Acepta,...
Debemos tener una confianza osada e insistente en que él y sólo él nos puede salvar.
Es importante que en nuestra vida experimente­mos el gusto lo sabroso que es el perdón de Dios. Sentir que él, como el Padre de la parábola del hijo pródigo, toma la iniciativa y sale a nuestro encuentro. El nos ama primero aún cuando seamos pecadores.

Reflexionemos:

Lc. 15, 24: "Jesús puso este ejemplo: "Un hombre tenia dos hijos. El menor dijo a su padre: Padre, dame la herencia que me corresponde. Y el padre la repartió entre ellos.
Pocos días después, el hijo menor reunió todo lo que tenia, partió a un lugar lejos y allí malgastó su dinero en una vida desordenada.

Cuando lo gastó todo sobrevino en esa región una escasez grande y comenzó a pasar necesidad. En­tonces fue a buscar trabajo y se puso al servicio de un habitante de ese lugar que lo envió a sus campos a cuidar cerdos. Hubiera deseado llenarse el estómago con la co­mida que daban a los cerdos, pero nadie le daba nada.

Fue entonces cuando entró en si "¡Cuántos trabajadores de mi padre tienen pan de sobra, y yo aquí me muero de hambre? ¡Por qué no me levanto? Volveré a mi padre y le diré: "Padre, pequé contra Dios y contra ti; ya no me­rezco llamarme hijo tuyo, trátame como a uno de tus sier­vos. Partió pues, de vuelta donde su padre.

Cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio y sin­tió compasión, corrió a echarse a su cuello y lo abrazo. Entonces el hijo le habló: Padre, pequé contra Dios y co­ntra ti, ya no merezco llamarme hijo tuyo. Pero el padre dijo a los servidores: Rápido, tráiganle la mejor ropa y póngansela, colóquenle un anillo en el dedo y zapatos en los pies. 
Traigan el ternero más gordo y mátenlo, comamos y alegrémonos, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida, estaba perdido y lo he encontrado. Y se pusieron a celebrar la fiesta.
Sobre la lectura

1.  Ubica los personajes, sus sentimientos, actitudes...

2.  Relee la historia cambiándote por el  hijo menor: 
*  ¿Qué le exiges a Dios?
*    ¿Cómo has utilizado los dones quo Dios te ha dado?
*    ¿De qué te arrepientes? ¿Por qué cosas, actitudes, sentimientos, pensamientos... le pides perdón a Dios en este momento? Pon todo eso en sus manos
*    ¿Qué te dice Dios? Escúchalo desde el fondo de tu corazón?
*    Tú ¿qué le respondes?
*    ¿Qué vas a hacer después de toda esta reflexión?